lunes, 3 de septiembre de 2012

Poetas famosos latinoamericanos


Rubén Darío (1867-1916): poeta y periodista nicaragüense que se considera como fundador del modernismo. Su obra poética más conocida es Azul.
Gabriela Mistral (1889-1957): poetisa chilena que fue la primera persona latinoamericana que recibió el Premio Nobel de Literatura (1945).
César Vallejo (1892-1938): poeta peruano, con su cuaderno Trilce renovó el lenguaje poético hispanoamericano. Otros libros relevantes fueron: Los heraldos negros, Poemas Humanos o España, aparta de mí ese cáliz.
Jorge Luis Borges (1899-1986): escritor argentino considerado por muchos como una de las figuras cumbres de la literatura, no solo latinoamericana, sino también universal.
Pablo Neruda (1904-1973): uno de los máximos exponentes de la poesía latinoamericana. Algunos de sus libros más populares y memorables son: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Residencia en la tierra y Canto general. Premio Nobel de Literatura (1971).
Octavio Paz (1914-1998): poeta y ensayista mexicano, considerado como el mayor pensador de México y uno de los más grandes de Hispanoamérica. Premio Nobel de Literatura (1990).
Mario Benedetti (1920-2009): escritor uruguayo que cultivó varios géneros pero, excepto alguna que otra novela, es fundamentalmente conocido por el público en general por su obra poética. Entre los libros de poemas de Benedetti más conocidos se encuentra Poemas de la oficina.
Ésta es una lista reducida con lo más representativo de la poesía latinoamericana; pero realmente muchos nombres pudieran adicionarse a este muestrario, nombres como los de Vicente Huidobro, Sor Juana Inés de la Cruz, José Martí, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Delmira Agustini, Oliverio Girondo, Alfonsina Storni, Pablo de Rokha, Dulce María Loynaz, Nicanor Parra, Ernesto Cardenal, Juan Gelman, Roque Dalton, Alejandra Pizarnik y muchos otros.
Jorge Luis BorgesOctavio PazPablo Neruda

José Martí

José Martí
(La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba, 1895) Político y escritor cubano. Nacido en el seno de una familia española con pocos recursos económicos, a la edad de doce años José Martí empezó a estudiar en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María de Mendive, quien se fijó en las cualidades intelectuales del muchacho y decidió dedicarse personalmente a su educación.
El joven Martí pronto se sintió atraído por las ideas revolucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio de la guerra de los Diez Años y el encarcelamiento de su mentor, inició su actividad revolucionaria: publicó una gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco después una revista, La Patria Libre, que contenía su poema «Abdalá».
A los diecisiete años José Martí fue condenado a seis de cárcel por su pertenencia a grupos independentistas. Realizó trabajos forzados en el penal hasta que su mal estado de salud le valió el indulto. Deportado a España, en este país publicó su primera obra de importancia, el drama Adúltera. Inició en Madrid estudios de derecho y se licenció en derecho y filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza.
Durante sus años en España surgió en él un profundo afecto por el país, aunque nunca perdonó su política colonial. En su obra La República Española ante la Revolución Cubana reclamaba a la metrópoli que hiciera un acto de contrición y reconociese los errores cometidos en Cuba. Tras viajar durante tres años por Europa y América, José Martí acabó por instalarse en México.
Allí se casó con la cubana Carmen Sayes Bazán y, poco después, gracias a la paz de Zanjón, que daba por concluida la guerra de los Diez Años, se trasladó a Cuba. Deportado de nuevo por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario, se afincó en Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria.
Desde su residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolucionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su país.
Dos años más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha un proceso de independencia. Pese al embargo de sus barcos por parte de las autoridades estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente hacia Cuba. Fue abatido por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos años. Martí es, junto a Bolívar y San Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.
La obra literaria de José Martí
Además de destacado ideólogo y político, José Martí fue uno de los más grandes poetas hispanoamericanos y la figura más destacada de la etapa de transición al modernismo, que en América supuso la llegada de nuevos ideales artísticos.
Como poeta se le conoce por Ismaelillo (1882), obra que puede considerarse un adelanto de los presupuestos modernistas por el dominio de la forma sobre el contenido; Versos libres (1878-1882), La edad de oro(1889) y Versos sencillos (1891), esta última decididam
En A mis hermanos muertos el 27 de noviembre(1872), publicado durante su destierro en España, Martí dedica sus versos a los estudiantes muertos en una masacre acaecida en aquella fecha. Su única novela,Amistad funesta, también llamada Lucía Jérez y firmada con el pseudónimo de Adelaida Ral, fue publicada por entregas en el diario El latino-Americano entre mayo y septiembre de 1885; aunque en su argumento predomina el tema amoroso, en esta obra de final trágico también aparecen elementos sociales.
Entre sus obras dramáticas destacan Adúltera (1873),Amor con amor se paga (1875) y Asala. También fundó una revista para niños, La Edad de Oro, en la que aparecieron los cuentos Bebé y el señor Don Pomposo,Nené traviesa y La muñeca negra, y colaboró con diversas publicaciones de distintos países, como La Revista Venezolana, la Opinión Nacional de Caracas, La Nación de Buenos Aires o la Revista Universal de México.
Cronista y crítico excepcional, hizo de muchos de sus textos auténticos ensayos, algunos de carácter revolucionario como El presidio político en Cuba (1871) -de gran fuerza lírica-, El Manifiesto de Montecristi o suDiario de campaña. Sus Obras completas (1963-1965) constan de 25 volúmenes.ente modernista y en la que predominan los apuntes autobiográficos y el carácter popular.

José Enrique Rodó



Autor: José Enrique Rodó, ensayista, periodista y político; 1872-1917.
Otras obras: El que vendrá, La vida nueva, Liberalismo y, jacobinismo, Motivos de Proteo, El mirador de Prospero, El camino de Paros, Nuevos motivos de Proteo, Últimos motivos de Proteo [póstumos los tres citados al final] (ensayos), y artículos políticos y de crítica.
Género y corriente: Ensayo literario modernista.
Estructura: Está compuesto de presentación, cuerpo del discurso, arenga final y despedida.
Sinopsis: El "viejo y venerado" maestro Próspero dirige un discurso a sus jóvenes alumnos con motivo del fin de cursos. Pero, ¿por qué el título de la obra? "Ariel, genio del aire, representa —en el simbolismo de La tempestad de Shakespeare— la parte noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad; es también el entusiasmo generoso, el móvil alto y desinteresado en la acción, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteligencia, el término ideal a que asciende la selección humana, rectificando en el hombre superior los tenaces vestigios de Calibán, símbolo de sensualidad y de torpeza, con el cincel perseverante de la vida."
La inolvidable lección da principio con las palabras de Goethe "sólo es digno de la libertad y la vida, quien es capaz de conquistarlas día a día para sí", y el maestro Próspero las fortalece y amplía al decir que "el honor de cada generación exige que ella (la libertad) se conquiste por la perseverante actividad de su pensamiento, por el esfuerzo propio, y por su fe en determinado ideal; para lo cual es necesario, primero, la fe en nosotros mismos".
El propósito del viejo educador es hacer ver a sus alumnos que, por ser jóvenes, poseen las características señaladas por Ariel: el amor, la alegría, el entusiasmo, el optimismo, la esperanza, que unidos a la razón les darán la fuerza necesaria para renovar la sociedad.
Como se observa, el discurso de Próspero versa sobre los valores éticos de nuestra época.
"Ariel —escucharnos nuevamente al maestro--- es el ideal griego de la armonía entre el pensamiento y la acción. Ariel debe estar siempre presente porque su significado, que es el amor a la belleza, es el rumbo que nos lleva a esa armonía."
Próspero invita a sus alumnos a desarrollar no un solo aspecto, sino la totalidad del ser, ya que del florecimiento de nuestra naturaleza surgió el "milagro griego", inimitable mezcla de animación y serenidad de las fuerzas del espíritu y del cuerpo. Pero también los previene contra Calibán, símbolo de la sinrazón, del egoísmo utilitario, de la mutilación del espíritu o "por la tiranía de un objetivo único e interesado". "Éste —oímos al maestro— es el gran peligro que puede encontrarla juventud, y radica en la desviación de. una vida espiritual por una actividad de tipo utilitario. Este género de servidumbre debe considerarse la más triste y oprobiosa de todas las condenaciones morales. No entreguéis nunca a la utilidad o a la pasión sino una parte de vosotros. Aun dentro de la esclavitud material, hay la posibilidad de salvar la libertad interior."
Para ilustrar sus palabras, Próspero cuenta entonces la Parábola del rey hospitalario. Era éste un rey de Oriente, pío, espléndido, sensible y generoso, "su palacio era la casa del pueblo; todo era libertad y animación dentro de este augusto recinto, cuya entrada nunca tuvo guardias que vedasen." Pero dentro, escondida y oculta, "una misteriosa sala se extendía, en la que a nadie era lícito poner la planta, sino al mismo rey". Paz, silencio, soledad, recogimiento, reinaban en esa "prohibida estancia", era el lugar en donde el rey soñaba y meditaba a solas.
Cuando el soberano murió, "la impenetrable estancia quedó clausurada y muda para siempre, para siempre abismada en su reposo infinito. Del mismo modo —concluye Próspero— una parte de nosotros debe estar abierta a los extraños, pero otra más íntima debe cerrarse a las miradas indiscretas"; a esta celda "escondida y misteriosa sólo llegará, sutil visitante, el ocio noble de los antiguos", que él denomina pensamiento, ensoñación, admiración. "Sólo cuando penetréis dentro del inviolable seguro podréis llamaros, en realidad, hombres libres."
Rodó, luego de poner en voz del viejo maestro sus conceptos del paralelismo existente entre belleza, justicia y moral, contrapone dos estilos de vida: la idealista y la utilitaria, en vista de lo cual hace un elogio a la democracia, en el sentido de que no debemos destruirla sino educarla, completarla con la presencia de una autoridad intelectual y moral que impida el desarrollo de sus posibles tendencias utilitarias.
La lección de Próspero, poblada de referencias literarias y filosóficas, concluye con una exhortación final: "Afirmando primero el baluarte de vuestra vida interior, Ariel se lanzará desde allí a la conquista de las almas."
Dentro de las características del ensayo, es un texto filosófico donde se combinan las ideas de una ética universalista con la belleza de una prosa tersa, rica y pura, nutrida de gran erudición, en consonancia con la tendencia modernista suscrita por Rodó.
Las ideas humanistas de este pensador uruguayo ejercieron una fecunda acción educativa en todo el continente hispanoamericano durante las primeras décadas del siglo XX. Fue publicada en 1900.

Horacio Quiroga


(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina, considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos de todos los tiempos. Su obra se sitúa entre la declinación del modernismo y la emergencia de las vanguardias.
Las tragedias marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.

Estudió en Montevideo y pronto comenzó a interesarse por la literatura. Inspirado en su primera novia escribióUna estación de amor (1898), fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899), marchó a Europa y resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje a París (1900). A su regreso fundó el Consistorio del Gay Saber, que pese a su corta existencia presidió la vida literaria de Montevideo y las polémicas con el grupo de J. Herrera y Reissig.
Ya instalado en Buenos Aires publicó Los arrecifes de coral, poemas, cuentos y prosa lírica (1901), seguidos de los relatos de El crimen del otro (1904), la novela breve Los perseguidos (1905), producto de un viaje con Leopoldo Lugones por la selva misionera, hasta la frontera con Brasil, y la más extensa Historia de un amor turbio (1908). En 1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó como juez de paz en San Ignacio, localidad famosa por sus ruinas de las reducciones jesuíticas, a la par que cultivaba yerba mate y naranjas.
Nuevamente en Buenos Aires trabajó en el consulado de Uruguay y dio a la prensa Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), los relatos para niños Cuentos de la selva (1918), El salvaje, la obra teatral Las sacrificadas(ambos de 1920), Anaconda (1921), El desierto (1924),La gallina degollada y otros cuentos (1925) y quizá su mejor libro de relatos, Los desterrados (1926). Colaboró en diferentes medios: Caras y CaretasFray MochoLa Novela Semanal y La Nación, entre otros.
En 1927 contrajo segundas nupcias con una joven amiga de su hija Eglé, con quien tuvo una niña. Dos años después publicó la novela Pasado amor, sin mucho éxito. Sintiendo el rechazo de las nuevas generaciones literarias, regresó a Misiones para dedicarse a la floricultura. En 1935 publicó su último libro de cuentos,Más allá. Hospitalizado en Buenos Aires, se le descubrió un cáncer gástrico, enfermedad que parece haber sido la causa que lo impulsó al suicidio, ya que puso fin a sus días ingiriendo cianuro.
Quiroga sintetizó las técnicas de su oficio en el Decálogo del perfecto cuentista, estableciendo pautas relativas a la estructura, la tensión narrativa, la consumación de la historia y el impacto del final. Incursionó asimismo en el relato fantástico. Sus publicaciones póstumas incluyenCartas inéditas de H. Quiroga (1959, dos tomos) yObras inéditas y desconocidas (ocho volúmenes, 1967-1969).
Influido por Edgar Allan Poe, Rudyard Kipling y Guy de Maupassant, Horacio Quiroga destiló una notoria precisión de estilo, que le permitió narrar magistralmente la violencia y el horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza. Muchos de sus relatos tienen por escenario la selva de Misiones, en el norte argentino, lugar donde Quiroga residió largos años y del que extrajo situaciones y personajes para sus narraciones. Sus personajes suelen ser víctimas propiciatorias de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e irracional, que se manifiesta en inundaciones, lluvias torrenciales y la presencia de animales feroces.
Quiroga manejó con destreza las leyes internas de la narración y se abocó con ahínco a la búsqueda de un lenguaje que lograra transmitir con veracidad aquello que deseaba narrar; ello lo alejó paulatinamente de los presupuestos de la escuela modernista, a la que había adherido en un principio. Fuera de sus cuentos ambientados en el espacio selvático misionero, abordó los relatos de temática parapsicológica o paranormal, al estilo de lo que hoy conocemos como literatura de anticipación.

Leopoldo Lugones


(Villa María del Río Seco, Argentina, 1874 - Buenos Aires, 1938) Poeta argentino. Hombre de vasta cultura, fue el máximo exponente del modernismo argentino y una de las figuras más influyentes de la literatura iberoamericana.
Pasó la niñez y la adolescencia en su tierra natal, y tras breve temporada en Santiago del Estero, se estableció en Buenos Aires en 1895. Trabajó en el diario El Tiempo y en 1897 fundó, con José Ingenieros, La Montaña, periódico socialista revolucionario. Tras algunos empleos menores, llegó a la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros. Hizo varios viajes a Europa y residió en París de 1911 a 1914. Colaboró en La Nación y obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1926. En 1928 fundó la Sociedad Argentina de Escritores. Su apoyo al golpe de Estado de 1930, la posterior desilusión que éste le produjo y quizás una profunda crisis sentimental lo llevaron a una depresión que culminó en su suicidio.
Es de destacar su particular evolución política. Se inició como un firme partidario de la ideología socialista, cuya introducción en Argentina se debe, en parte, a sus primeras soflamas políticas. Sin embargo, poco a poco fue retrocediendo hacia posturas más conservadoras: tras un breve período de adscripción al pensamiento liberal, se inclinó decididamente hacia la derecha y acabó convertido en uno de los principales valedores del fascismo argentino, sobre todo a partir de 1924, fecha en la que proclamó que había llegado "la hora de la espada". Seis años después, ya consagrado como una de las cabezas pensantes del movimiento reaccionario austral, colaboró activamente con el golpe de estado militar del general José Félix Uriburu (6 de septiembre de 1930).